Los jóvenes de nuestra amada Iglesia, en su deseo de agradar a Dios, han realizado un programa muy especial, donde manifestaron su compromiso de vivir en santidad y honor, guardando sus vidas y sus cuerpos castos y puros como el Señor ordena en su Palabra.
Es nuestra obligación orar por nuestros jóvenes y adolescentes; les espera un camino lleno de dificultades, pero la gloria de ellos es su fuerza, y cuentan con nuestras oraciones y el poder del Altísimo que los guarda en todo momento.
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